LOS LAVADEROS DE LA REINA

Los Lavaderos de la Reina son más que un lugar; son un refugio para el alma, un rincón donde el tiempo parece detenerse y la belleza de la naturaleza se revela en su máxima expresión. El aire puro y fresco de la montaña envuelve los sentidos donde el murmullo y rugido de las aguas salvajes nos transmiten la serenidad y la paz que se puede encontrar cuando se conecta profundamente con la tierra y sus maravillas. El porqué de su belleza lo encontramos en su particular naturaleza, en lo efímero de su existencia. Lejos de ser algo inerte, los Lavaderos te ofrecen una imagen única, exclusiva del momento en el que los visitas quedando para siempre grabados en la retina.

Ubicados a más de 2.500 m de altitud en un circo milenario de origen glaciar con cimas de alta montaña, chorreras, neveros, prados y lagunas forman este insólito paisaje más propio de latitudes nórdicas que de zonas meridionales. Si a esto le añadimos el suelo negro de su superficie rocosa, tapizado del intenso verde floral en el que transforma en la época del deshielo, es fácil entender el porqué los Lavaderos de la Reina es una de las rutas más imponentes de Sierra Nevada. Su particular denominación se la debe a la reina Fabiola de Bélgica, que al parecer los visitó en más de una ocasión. Los lugareños, en agradecimiento, le cambiaron su antiguo nombre, Circo de las Covatillas, por el actual.

Para acceder hasta allí, debes ponerte a prueba por una carretera primero y pista de tierra después, a prueba de vértigos. Una vez llegas a “la cadena”, lugar convenido para dejar el coche e iniciar le periplo, y tras ajustarse bien los arreos propios de una excursión de esta índole, inicias la ruta. Desde que se da el primer paso, el paisaje emociona. No todos los días se tiene una panorámica tan inmensa y cercana de colosos como el Veleta, Los Machos, el Mulhacén, o la Alcazaba.

Tras alcanzar la cima de pico Papeles y sus 2.424 metros, llegamos a los primeros neveros. Ha pasado casi hora y media desde que comenzamos y el trayecto nos obsequia con un sitio donde sacar el niño que llevas dentro y jugar con la nieve.

Sin perder el ritmo, continuamos hasta subir a la Loma de los Cuartos para, después, descender al circo de los Lavaderos de la Reina. Este tramo es especialmente peligroso por lo que es recomendable cuidar mucho donde se pisa e, inclusive, si fuese necesario, llevar crampones para fijarse bien al terreno.

Nos encontramos ante el protagonista indiscutible de la ruta. Un lugar salvaje y con cierto aire de misterio que despierta ciertas reticencias y espectacularidad casi a partes iguales que fascina a todo aquel que lo visita.

El siguiente reto de la ruta son las chorreras del Covatillas, un tramo espectacularmente bello que regala panorámicas de las bajadas de agua proveniente del deshielo que descienden con fuerza y estruendo montaña abajo.

Ya en el tramo final, pasamos por la acequia de Papeles y la Hoya de la Alberca, un rincón donde el verde toma el protagonismo en plena primavera. El paisaje más grandioso ha quedado atrás. Las chorreras, la impresionante vegetación que renace bajo el hielo como la espectacular Genciana de Primavera empieza a asomar en ramilletes coloridos de azules pétalos, siempre a orillas de cualquier reguero de agua gélida.

Cuando decides regresar y vuelves la vista atrás, las emociones percibidas nos permitirán asimilar lo especial de la experiencia vivida.

Gracias infinitas a Andrés Ureña.

Puedes ver la galería de fotos completa AQUÍ

3 comentarios sobre “LOS LAVADEROS DE LA REINA

  1. Un espectáculo para todos los sentidos!! Que con tu magnífica descripción y fotografías lo hace aún atractivo!.

    Un placer volverte a leer.

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