COMO SI DEL ELIXIR DE LA ETERNA JUVENTUD SE TRATASE

Es fácil para el caminante encontrar en la ribera de los caminos estos imponentes mastodontes de flor amarilla que en su plenitud pueden llevar alcanzar hasta cuatro metros de altura. Tiene varios nombres. Ginesta, gayomba (o gallomba) y retama de olor. Es la flor por excelencia de Cataluña y ya en la época celta se le consideraba una planta con poderes estraordinarios contra maleficios.

Cuenta la leyenda que en la planta de la retama se encuentra el secreto de la inmortalidad. En su raíz más profunda, la más delgada, la que más se adentra en las entrañas de la madre tierra, se encuentra una bolita redonda o nabillo, que llamaban “panacea”. Comerla hacía nacer los dientes y muelas, aclaraba la vista, teñía el pelo, renovaba la sangre y devolvía a los viejos la añorada juventud.

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