
Es el privilegio de conducir, sin prisas, por sus carreteras secundarias entre preciosos paisajes y pueblecillos medievales. Es el placer de caminar por los valles de Chianti y Orcia con sus paisajes coronados de colinas y viñedos, como dibujando a mano las líneas curvas en el paisaje creadas por un campo de trigo verde con un solitario árbol y un camino sin pavimentar, en la que, salteados sobre los alcores o extendidos por las crestas de las montañas, sus pequeños pueblos añaden a su riqueza artística una modélica configuración urbanística que realza, aún más, su imagen de ensueño. Casas rurales y majestuosas en lo alto de las colinas, cadenas de cipreses, grandes extensiones de viñedos cultivados desde hace siglos salpican este ondulante paisaje de colinas que no puede ser más bucólico.
Es esa región italiana con una fascinante mezcla de historia, cultura, arte y paisajes como resultado de una historia milenaria que nos evoca monumentos renacentistas, plazas de vetusta piedra y momentos de solaz regados con un buen vino viendo un atardecer,
Y es que la Toscana es esa región en la que puedes pasar tres días o vivir una vida entera.
«Versos a los cipreses de la Toscana» (Dmitri Merezhkovski) (1)
Alineada y firme hueste
medieval de verde lanza,
se levanta el ciprés
sobre las suaves colinas
de la noble tierra de Toscana.
Sólo el campanile,
condotiero de piedra y campana,
le disputa el aire altivo
de caballero, su fiera estampa,
por los verdes campos de Italia.
(1) Dmitri o Dimitri Serguéievich Merejkovsky o Merezhkovski; San Petersburgo, 1865 – París, 1941) fue un poeta y novelista ruso autor de novelas como Juliano el Apóstata o la muerte de los dioses (1896), Leonardo da Vinci o la resurrección de los dioses (1901) y Pedro y Alexis (1902)






































Que bien descrito, y cuanto deleite al leerte y contemplar tu pintura reflejando un bello paisaje de la Toscana ….
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Me encantó….
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