
Basta con dar un paseo por el Albayzín granadino para poder encontrar rincones enigmáticos cargados de magia que deslumbran nuestra mente.
Uno de los más curiosos se encuentra en el Callejón de las Monjas, un oscuro pasaje poco transitado, que discurre a través de un zigzagueante e intrigante recorrido entre la muralla zirí y el Palacio de Dar Al-Horra que impide la visión a pocos metros de distancia debido a sus recodos angostos en algunos casos hasta de 90º.
Cuando transitas por el Callejón, al doblar la esquina, vemos un arco. Este arco es testigo mudo del devenir de la ciudad desde el siglo XI. Es el Arco de las Monjas.
El Arco de las Monjas formó parte en su día de la Acequia Real. Este era un sistema de canalizaciones y ramales que surtían de agua el Albayzín y la Alcazaba. El agua partía de Fuente Grande (Alfacar), y entraba a Granada por la Puerta de Fajalauza. Un ramal surtía de agua el Aljibe de la Gitana, desde ahí al Aljibe del Rey y mediante el Arco de las Monjas llegaba hasta el Palacio de Dar Al-Horra.
Como curiosidad contaremos que, durante un tiempo, se conoció al Callejón de las Monjas, como calle Ladrón del Agua ya que en ese punto, algunos vecinos “sustraían” el agua antes de que entrara en el Palacio de Dar Al-Horra y el Convento de Santa Isabel la Real.
El acueducto ha sido modificado constantemente a lo largo de su historia, por lo que queda poco de sus “hechuras” originales, del siglo XI.
Como no podía ser de otra manera, el Arco de las Monjas es protagonista mudo de su propia leyenda tal y como dejó escrito Antonio J. Afán de Ribera, a finales del siglo XIX.
Leyenda del Arco de las Monjas (resumen)
Corría el año 1700 cuando se produjo la muerte del Rey Carlos III. Al fallecer sin hijos, los aspirantes a la sucesión, (Borbones en Francia y Habsburgo en Austria), entraron en una dura pugna por acceder al trono español.
Para recabar apoyos, se producían reuniones secretas que tenían lugar por toda España. Una de esas asambleas, tuvo lugar en el corazón del Albayzín, en marzo del año 1705.
Junto a la Iglesia de San Miguel, en una casa particular, hombres de toda clase y condición, se reunieron para dar apoyo al Archiduque austriaco. Representando a la clase noble, acudió, (entre otros), Álvaro Beltrán García, Vizconde de Cardona.
Allí se fraguó la revuelta, y sólo quedaba por confirmar el presupuesto de la misma, y los participantes definitivos. Para ultimar los detalles quedaron en verse al día siguiente, en el mismo sitio y a la misma hora.
Cuando todos se hubieron marchado, un par de “elementos”, salieron del techo donde habían estado escondidos. Portando una lista de todos los nombres implicados en la revuelta, se dirigieron a la Chancillería para denunciarlos.
Al día siguiente nadie se dejó ver en el punto de encuentro, pero era vox populi, que se habían producido varias detenciones entre vecinos de la zona.
Pocos días después, aparecieron siete cuerpos colgando del Arco de las Monjas, dos lugareños y cinco nobles. Entre ellos el Vizconde de Cardona y su secretario…
Durante un tiempo, también se conoció a este arco como Arco de los Ahorcados.
Desde aquel momento, y a decir de muchos, se escuchan lamentos y se divisan sombras al anochecer. Por lo que, el recodo donde se ubica el Arco de las Monjas, ha quedado para siempre marcado por la estela de lo trágico.







































Genial Maestro
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Excelente relato y dibujo No conocía esa historia ni tampoco el lugar
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Que maravilla saber tanto de Granada y compartir con todos tus amigos !!!!
Gracias !!!!
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Bonita obra y muy interesante la historia, gracias por compartir !!
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Me encanta. Gracias por compartirla. Un saludo y un abrazo muy fuerte
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