LAS TORRES DE LA ALHAMBRA (El Peinador de la Reina)

El Peinador de la Reina, también llamado Tocador o Mirador, se construyó hacia el 1537 sobre la Torre de Abu l-Hayyay, y su nombre se debe a que fueron los aposentos de la Emperatriz Isabel, esposa de Carlos V. La torre de Abu l-Hayyay, construida sobre el adarve y desde la que se domina todo el valle del Darro, fue decorada por Yusuf I y terminada por Mohamed V. Formaba parte del palacio y era de carácter defensivo. Se llegaba a ella por el adarve cubierto que va bajo el Salón de los Embajadores. La muralla alcanzaba el alféizar de los balcones del Peinador, pero al ser destruida en 1831, se reconstruyó con menor altura y se descubrió una escalera secreta que atraviesa la parte baja de la torre y termina en un rellano del bosque que se encuentra a sus pies.

Cuenta la leyenda que la Torre de Abu l-Hayyay sirvió de prisión donde fue encerrado Boabdil por su cruel padre, y que la reina descolgó a su hijo con las ropas de cama, al amparo de la oscuridad de la noche. Al pie de la colina le esperaba un criado con un caballo, veloz en la carrera, para escapar con el príncipe a las montañas.

Las torres de la Alhambra, testigos mudos de amores imposibles.

Las Torres de la Alhambra (El Peinador de la Reina/Black and white version)

COLGADO DE UN BARRANCO

Cuelga sobre la ladera de la Sierra de la Alfaguara, Nívar, con su elegante y sutil línea que se desliza sin protestar por la cresta de la colina. Fiel guardián desde su otero, custodia con majestuosidad y altivez la serenidad de la vega granadina, conservando la quietud del tiempo donde parece que el ritmo de lo cotidiano queda marginado en los límites de su demarcación geográfica.

«Pueblo blanco» (Joan Manuel Serrat)

Colgado de un barranco
Duerme mi pueblo blanco
Bajo un cielo que a fuerza de no ver nunca el mar
Se olvidó de llorar

Por sus callejas de polvo y piedra
Por no pasar, ni pasó la guerra
Solo el olvido
Camina lento bordeando la cañada
Donde no crece una flor
Ni trashuma un pastor

El sacristán ha visto
Hacerse viejo al cura
El cura ha visto al cabo
Y el cabo al sacristán
Y mi pueblo después
Vio morirse a los tres

Y me pregunto pa’ qué nace la gente
Si nacer o morir es indiferente

De la siega a la siembra
Se vive en la taberna
Las comadres murmuran su historia en el umbral
De sus casas de cal

Y las muchachas hacen bolillos
Buscando, ocultas tras los visillos
A ese hombre joven
Que noche a noche forjaron en su mente
Fuerte pa’ ser su señor
Tierno para el amor

Ellas sueñan con él
Y él con irse muy lejos
De su pueblo, y los viejos
Sueñan morirse en paz
Y morir por morir
Quieren morirse al sol

La boca abierta al calor, como lagartos
Medio ocultos tras un sombrero
De esparto

Escapad, gente tierna
Que esta tierra está enferma
Y no esperéis mañana lo que no se nos dio ayer
Que no hay nada que hacer

Toma tu mula, tu hembra y tu arreo
Sigue el camino del pueblo hebreo
Busca otra luna
Tal vez mañana sonría la fortuna
Y si te toca llorar
Es mejor frente al mar

Si yo pudiera unirme
A un vuelo de palomas
Y atravesando lomas
Dejar mi pueblo atrás
Os juro por lo que fui
Que me iría de aquí

Pero los muertos están en cautiverio
Y no nos dejan salir del cementerio
.

Colgado de un barranco (black and white version)

SAN GIMIGNANO (o el Manhattan del Medievo)

Enclavado en lo alto de una colina, en plena Toscana, San Gimignano se descubre a lo lejos, en una estampa que se nos antoja espectacular con sus altísimas torres que son auténticos rascacielos, en la actualidad cuenta con 14 pero llegó a tener 72 en la época de mayor esplendor, erigidas durante la Edad Media por las familias de nobles que estiraban su cuello de jirafa en un alarde de poder y ostentación compitiendo por mostrarse más poderosas y altivas, y que a diferencia de la mayoría de los pueblos de la Toscana han conformando una imagen imponente y singular: un skyline que lo ha convertido en uno de los iconos de esta hermosa región italiana siendo considerada como el «Manhattan del Medievo».

Lo primero que percibes cuando te adentras en sus entrañas es que es una ciudad que vive como encapsulada dentro de una burbuja temporal, mostrando su trazado medieval como si volviéramos 900 años atrás en el tiempo donde perderte por sus calles libres de tráfico es un auténtico placer que te invita a recorrer un museo al aire libre en el que, en cualquier momento, te asalta la sensación de que te vas a topar de bruces con nobles y bufones, con peregrinos y caballeros o con el mismísimo Dante Alighieri(1).

Algunos lo consideran, no faltos de razón, si no el más bonito, si el pueblo más peculiar de toda Italia donde además puedes darte un homenaje visitando la Gelateria Dondoli(2), conocida también como Gelateria di Piazza, considerada como la mejor heladería del mundo.

«Tanto Gentile» (Dante Alighieri)

Tanto es gentil el porte de mi amada,

tanto digna de amor cuando saluda,

que toda lengua permanece muda

y a todos avasalla su mirada.

Rauda se aleja oyéndose ensalzada

-humildad que la viste y que la escuda-,

y es a la tierra cual celeste ayuda

en humano prodigio transformada.

Tanto embeleso el contemplarla inspira,

que al corazón embriaga de ternura:

lo siente y lo comprende quien la mira.

Y en sus labios, cual signo de ventura,

vagar parece un rizo de dulzura

que el alma va diciéndole: ¡Suspira!

(1) Dante Alighieri fue un poeta italiano. Alcanzó su máximo exponencial con la epopeya la Divina Comedia, obra épica que se divide en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso, donde describe, el Cielo y el Infierno, en sus versos, para escenificar su concepto sobre el bien y el mal. Es considerada la obra maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de la literatura universal. En italiano es conocido como «el Poeta Supremo»..

(2) Ubicada en la céntrica Piazza della Cisterna en San Gimignano, Gelateria Dondoli es conocida en todo el mundo y visitada por un gran número de celebridades. Su heladería está mencionada en las guías mundiales más importantes y es visitada continuamente por televisiones nacionales e internacionales. Debido a su experiencia y su inclinación por experimentar, ha creado sabores originales e inusuales. Ya son famosas sus primeras creaciones: Crema di Santa Fina® (crema con azafrán y piñones), Champelmo® (pomelo rosa y vino espumoso), Dolceamaro® (crema con hierbas aromáticas) y Vernaccia Sorbet enriquecen su ya muy extensa carta. .

LAS LÍNEAS DE LA TOSCANA

Es el privilegio de conducir, sin prisas, por sus carreteras secundarias entre preciosos paisajes y pueblecillos medievales. Es el placer de caminar por los valles de Chianti y Orcia con sus paisajes coronados de colinas y viñedos, como dibujando a mano las líneas curvas en el paisaje creadas por un campo de trigo verde con un solitario árbol y un camino sin pavimentar, en la que, salteados sobre los alcores o extendidos por las crestas de las montañas, sus pequeños pueblos añaden a su riqueza artística una modélica configuración urbanística que realza, aún más, su imagen de ensueño. Casas rurales y majestuosas en lo alto de las colinas, cadenas de cipreses, grandes extensiones de viñedos cultivados desde hace siglos salpican este ondulante paisaje de colinas que no puede ser más bucólico.

Es esa región italiana con una fascinante mezcla de historia, cultura, arte y paisajes como resultado de una historia milenaria que nos evoca monumentos renacentistas, plazas de vetusta piedra y momentos de solaz regados con un buen vino viendo un atardecer,

Y es que la Toscana es esa región en la que puedes pasar tres días o vivir una vida entera.

«Versos a los cipreses de la Toscana» (Dmitri Merezhkovski) (1)

Alineada y firme hueste
medieval de verde lanza,
se levanta el ciprés
sobre las suaves colinas
de la noble tierra de Toscana.

Sólo el campanile,
condotiero de piedra y campana,
le disputa el aire altivo
de caballero, su fiera estampa,
por los verdes campos de Italia.

(1) Dmitri o Dimitri Serguéievich Merejkovsky o Merezhkovski; San Petersburgo, 1865 – París, 1941) fue un poeta y novelista ruso autor de novelas como Juliano el Apóstata o la muerte de los dioses (1896), Leonardo da Vinci o la resurrección de los dioses (1901) y Pedro y Alexis (1902)

LA ESPIRITUALIDAD DE UN CAMINO

Al principio puede que te asalten muchas dudas. Recorrer un camino lleva intrínseco el poder perderse pero, la experiencia de riesgo que supone queda ensombrecida cuando empiezas a sentir el sonido de tus pies caminando. Es entonces cuando comienzas a percibir esa particular conexión con la naturaleza, sobre todo al descubrir como el silencio de alguno de sus parajes es la llave que abre la puerta de algunas de tus reflexiones más íntimas.

«Caminante no hay camino» (Proverbios y Cantares) de Antonio Machado.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

«Caminante no hay camino» (Joan Manuel Serrat)

Todo pasa y todo queda
Pero lo nuestro es pasar
Pasar haciendo caminos
Caminos sobre la mar

Nunca perseguí la gloria
Ni dejar en la memoria
De los hombres mi canción
Yo amo los mundos sutiles
Ingrávidos y gentiles

Como pompas de jabón
Me gusta verlos pintarse de sol y grana
Volar bajo el cielo azul
Temblar súbitamente y quebrarse
Nunca perseguí la gloria
Caminante son tus huellas el camino y nada más
Caminante, no hay camino se hace camino al andar

Al andar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar
Caminante no hay camino sino estelas en la mar

Hace algún tiempo en ese lugar
Donde hoy los bosques se visten de espinos
Se oyó la voz de un poeta gritar
Caminante no hay camino, se hace camino al andar

Golpe a golpe, verso a verso
Murió el poeta lejos del hogar
Le cubre el polvo de un país vecino
Al alejarse, le vieron llorar
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar

Golpe a golpe, verso a verso
Cuando el jilguero no puede cantar
Cuando el poeta es un peregrino
Cuando de nada nos sirve rezar
Caminante no hay camino, se hace camino al andar

Golpe a golpe y verso a verso
Y golpe a golpe, verso a verso
Y golpe a golpe, verso a verso

LA ESPIRITUALIDAD DE UN CAMINO (black and White version)

RINCÓN ALPUJARREÑO

La Alpujarra es ese lugar pintoresco, que cautiva por su belleza y su romanticismo de postal y que hay que vivirla detenidamente. Detrás del embrujo se esconde la poesía del paisaje que se ha escrito durante muchos años a base de golpes contra su propio destino. Recorrer las calles de cualquiera de sus pueblos, sus rincones, respirando el aire que baja de Sierra Nevada mezclándose al alimón con el que llega desde la costa granadina es uno de los placeres más exquisitos e indescriptibles que puede percibir el visitante.

El tiempo no es de las cosas, sino de la conciencia. Y la conciencia reside en el alpujarreño como una corriente de vivencias que amalgaman el pasado y el presente. La historia no es aprehensible en sí misma, sino en la conciencia que se tiene de ella, y ésta, a pesar de su belleza, viene marcada por la quietud del tiempo.

Y luego están sus gentes, que son personas que han nacido encadenadas al paisaje, a su pueblo, su casa, a las calles estrechas, empinadas y tortuosas, al vino y a la fiesta. Por ello, a pesar de todo, siempre les ha costado salir de aquel embrujo y nunca han renegado de su origen, aunque era tierra de sufrimientos pues a lo largo de los siglos han sido gentes gastadas por el trabajo, llevan otro ritmo, como si los años fuesen por otro sitio.

La Alpujarra tiene ese halo de misterio que la convierte en caldo de cultivo de multitud de leyendas.
Una de las leyendas más conocidas de La Alpujarra es la del lugar de enterramiento de Muley Hacén -Abū al-Hasan ‘Ali ben Saad- sultán del Reino Nazarí de Granada, que Pedro Antonio de Alarcón -La Alpujarra. 1873- nos la narra así:
“…cuentan la tradición y las historias, que, vencido y destronado el viejo MULEY HACEM por su indigno hijo, a quien la despechada AIXA, de áspero rostro y corazón de leona, había inspirado tan sacrílega usurpación; retirado con su fiel ZORAYA y con los hijos en ella habidos a un lugar escondido en las faldas de la Sierra; viéndose abandonado del resto del mundo, ciego, miserable, y próximo ya a la apetecida muerte, rogó a aquellas prendas de su alma que lo sepultasen en un paraje tan ignorado y solo, que no pudiese turbar nunca la paz de sus cenizas la vecindad de hombres vivos ni muertos; pues le causaban tal horror sus semejantes, que temía no dormir tranquilo si era enterrado cerca de otros cadáveres humanos. ZORAYA y sus hijos cumplieron religiosamente esta solemne manda, sepultando los restos del infeliz MULEY HACEM en lo más alto de la Sierra, allí donde nunca posa el hombre su planta, ni llegan jamás los rumores de la vida. Para aquel sublime sarcófago, los hielos suministraron la urna de cristal, pirámides de alabastro las sempiternas nieves, y perpetua ofrenda las nubes, respetuosamente agrupadas al pie de él, cual humo leve de quemado incienso.”

RINCÓN ALPUJARREÑO (black and white version)

LA TORNA (Reminiscencia de la vega)

Dicen que Granada es recorrida a través de sus entrañas por kilómetros y kilómetros de acequias que, a modo de arterias, llevan el agua cristalina como si de sangre se tratase hasta el mismo corazón de la vega.

La arteria principal, la acequia gorda, recoge el agua que viene limpia desde Sierra Nevada en la Presa Real para llevarla atravesando la capital granadina hasta la localidad de Atarfe como si de una columna vertebral se tratase.

De ella parte un entramado casi infinito de canales, acequias, ramales y artilugios tales como partidores, aliviaderos, tornas, artificios todos, construidos para el control del cauce de las acequias que llevan el agua como fuente de vida hasta el último rincón de la treintena de pueblos que componen la vega.

Los sistemas de riego de Granada y su vega datan de la época nazarí, tal y como hay constancia desde el siglo X, según al-Razi(1), y estos se mantienen casi inalterables hasta la mitad del siglo XX.

Otro ejemplo de pervivencia son los turnos de riego. En época musulmana estaban asociados a las cinco llamadas a la oración que realizaba el almuédano desde el alminar de la mezquita. Iban desde las primeras luces del amanecer hasta noche cerrada unas dos horas después del ocaso.

En la actualidad, cuentan los agricultores que hasta 1992, antes de la construcción de la circunvalación, cambiaban las tornas de riego teniendo en cuenta los toques de la campana de la Torre de la Vela. Después, con los ruidos de la carretera eso fue imposible por lo que hoy en día esas campanadas de la Torre de la Vela ha sido sustituidas por el reloj estableciendo el turno de riego a razón de dos minutos de agua por marjal (2).

Sin duda, donde aún se puede contemplar el entramado de acequias y canales es en las alamedas de Santa Fe y Fuente Vaqueros. Esas alamedas, las Madres de Rau o Madres de Rao, por las que Federico García Lorca solía perderse buscando su fuente de inspiración.

SI MIS MANOS PUDIERAN DESHOJAR (Federico García Lorca)

Yo pronuncio tu nombre

En las noches oscuras

Cuando vienen los astros

A beber en la luna

Y duermen los ramajes

De las frondas ocultas.

Y yo me siento hueco

De pasión y de música.

Loco reloj que canta

Muertas horas antiguas.

Yo pronuncio tu nombre,

En esta noche oscura,

Y tu nombre me suena

Más lejano que nunca.

Más lejano que todas las estrellas

Y más doliente que la mansa lluvia.

¿Te querré como entonces

Alguna vez? ¿Qué culpa

Tiene mi corazón?

Si la niebla se esfuma

¿Qué otra pasión me espera?

¿Será tranquila y pura?

¡¡Si mis dedos pudieran

Deshojar a la luna!!

(1) AL-RAZI fue un sabio, médico, filósofo, farmacólogo, neurólogo, cirujano, humanista, padre de la pediatría, humanista y erudito persa que realizó aportes fundamentales y duraderos a la medicina, la química y la física. Fue uno de los grandes pensadores del islam y de la humanidad. Dejó un legado precioso a la cultura universal. Escribió más de 200 tratados científicos, muchos de los cuales tuvieron un gran impacto en la medicina europea.

(2) EL MARJAL es una antigua medida agraria proveniente de la época nazarí(siglo XIII al XV)equivalente a 528,42 m² muy utilizada hasta nuestros días en la vega Granadina. Existe la creencia de que la unidad de medida del marjal es concretamente la superficie del Patio de los Leones de la Alhambra, pero las mediciones que del mismo se han realizado en los últimos años por encargo del Patronato de la Alhambra y el Generalife con motivo de la reciente restauración de dicho patio finalizada en el año 2011 han evidenciado que eso no es así, porque con arreglo a las mismas el área interior del patio tiene 447,85 m², mientras que el patio en su conjunto, incluyendo la zona cubierta, tiene una cabida de 692,85 m², con lo que ambas mediciones difieren notablemente de la indicada superficie que tiene el marjal.

El Callejón de las Monjas (Albayzín)

Basta con dar un paseo por el Albayzín granadino para poder encontrar rincones enigmáticos cargados de magia que deslumbran nuestra mente.
Uno de los más curiosos se encuentra en el Callejón de las Monjas, un oscuro pasaje poco transitado, que discurre a través de un zigzagueante e intrigante recorrido entre la muralla zirí y el Palacio de Dar Al-Horra que impide la visión a pocos metros de distancia debido a sus recodos angostos en algunos casos hasta de 90º.


Cuando transitas por el Callejón, al doblar la esquina, vemos un arco. Este arco es testigo mudo del devenir de la ciudad desde el siglo XI. Es el Arco de las Monjas.
El Arco de las Monjas formó parte en su día de la Acequia Real. Este era un sistema de canalizaciones y ramales que surtían de agua el Albayzín y la Alcazaba. El agua partía de Fuente Grande (Alfacar), y entraba a Granada por la Puerta de Fajalauza. Un ramal surtía de agua el Aljibe de la Gitana, desde ahí al Aljibe del Rey y mediante el Arco de las Monjas llegaba hasta el Palacio de Dar Al-Horra.

Como curiosidad contaremos que, durante un tiempo, se conoció al Callejón de las Monjas, como calle Ladrón del Agua ya que en ese punto, algunos vecinos “sustraían” el agua antes de que entrara en el Palacio de Dar Al-Horra y el Convento de Santa Isabel la Real.
El acueducto ha sido modificado constantemente a lo largo de su historia, por lo que queda poco de sus “hechuras” originales, del siglo XI.


Como no podía ser de otra manera, el Arco de las Monjas es protagonista mudo de su propia leyenda tal y como dejó escrito Antonio J. Afán de Ribera, a finales del siglo XIX.

Leyenda del Arco de las Monjas (resumen)

Corría el año 1700 cuando se produjo la muerte del Rey Carlos III. Al fallecer sin hijos, los aspirantes a la sucesión, (Borbones en Francia y Habsburgo en Austria), entraron en una dura pugna por acceder al trono español.
Para recabar apoyos, se producían reuniones secretas que tenían lugar por toda España. Una de esas asambleas, tuvo lugar en el corazón del Albayzín, en marzo del año 1705.
Junto a la Iglesia de San Miguel, en una casa particular, hombres de toda clase y condición, se reunieron para dar apoyo al Archiduque austriaco. Representando a la clase noble, acudió, (entre otros), Álvaro Beltrán García, Vizconde de Cardona.
Allí se fraguó la revuelta, y sólo quedaba por confirmar el presupuesto de la misma, y los participantes definitivos. Para ultimar los detalles quedaron en verse al día siguiente, en el mismo sitio y a la misma hora.
Cuando todos se hubieron marchado, un par de “elementos”, salieron del techo donde habían estado escondidos. Portando una lista de todos los nombres implicados en la revuelta, se dirigieron a la Chancillería para denunciarlos.
Al día siguiente nadie se dejó ver en el punto de encuentro, pero era vox populi, que se habían producido varias detenciones entre vecinos de la zona.
Pocos días después, aparecieron siete cuerpos colgando del Arco de las Monjas, dos lugareños y cinco nobles. Entre ellos el Vizconde de Cardona y su secretario…
Durante un tiempo, también se conoció a este arco como Arco de los Ahorcados.
Desde aquel momento, y a decir de muchos, se escuchan lamentos y se divisan sombras al anochecer. Por lo que, el recodo donde se ubica el Arco de las Monjas, ha quedado para siempre marcado por la estela de lo trágico.

El cantar de su agua

74 fuente del generalife

      Hay algo que me asombra en la Alhambra: el agua. Fuentes que cantan y gorgoritean en todos los aposentos, en los dormitorios y en los patios, en los baños y en los salones.

     Los árabes que vinieron a España, con el rey Tarik a la cabeza, tenían nostalgia de agua. No la veían en el desierto y la añoraban como a una mujer en las noches áridas del Sahara. Por eso puede decirse hoy, quinientos años después de su derrota, que los moros hicieron en la Alhambra un homenaje perpetuo al agua que todo lo limpia y todo lo embellece.

     Y lo hicieron con una ternura que conmueve: los surtidores de los patios tienen unos conductos de piedra que llevan la corriente hasta la pileta. ¿Para qué? Para que el agua corra hacia la piscina lenta, suave, dulcemente. Para que su caída no sea un golpe. Para que no haga ruido. Para que el agua no rompa el susurro de la palmera y la flor.
Para que el agua ayude a conservar el silencio manso de la naturaleza. No se trata de hacer con el agua, como otros pueblos lo hacían una cabriola espectacular. Ni de buscar que el chorro salpique a las doncellas que deambulan por el palacio. No es el agua como lascivia sino lo contrario: que el agua sea paz para tu alma. Que sea un canto. Por eso la Alhambra, más que de piedra, está hecha de agua.

      Le duele a uno el corazón cuando recuerda que en algunos libros de la historia falsa se afirma que los árabes eran unas tribus bárbaras que vinieron del infierno a degollar a los cristianos de España. Sí, claro: eran unos bárbaros los hombres que le hicieron este poema al agua. Eran unos bárbaros estos hombres que pusieron en Córdoba la primera escuela de medicina del mundo.
No cabe duda:eran unos bárbaros los que vinieron a Granada a sembrar flores en los patios y a pintar las casas con cal para que mitigara el calor. Eran unos bárbaros los que hicieron labrar en los techos de la Alhambra todas las estrellas conocidas en esa época, hicieron tallar en nácar y en plata las constelaciones del cielo, y pusieron a su lado un verso que dice: «Cuando las estrellas no están en el firmamento, es porque están en los techos de la Alhambra».

     ¡¡¡Ay!!! que sería de Granada sin el cantar de su agua.

Texto adaptado

El Centinela

El centinela

..Y allí estaba él, presto, altivo, impertérrito, custodiado en la retaguardia por la vertiente de la ladera y recibiendo al anónimo visitante de la vereda de la Estrella.

Allí estaba, como un centinela.

«EL CENTINELA». Apuntillo rápido en simulación de acuarela sobre papel húmedo.

El Camino

El Camino

De pronto contemplo tus cielos, aspiro tu aire limpio de las montañas, empiezo a escuchar el sonido del silencio, la grandeza de los hechos pequeños, humildes y… tan grandes que te redireccionan en tu forma de ser, de pensar, de sentir, de sentir los pasos sobre ti.

Y es en ese silencio cuando me pregunto cuántas vidas han pasado por este camino, cuántos pasos se han dado, cuántos pensamientos e ilusiones has contemplado. Las piedras están estáticas!! Yo voy moviéndolas, para que vuelen esos pensamientos y es entonces cuando comienzas un nuevo lenguaje que te comunicará contigo mismo y con tu yo eterno.

Reflejos en el Gollizno

reflejos en el gollizno copia

     Y la quietud de tus aguas, una vez atravesada la abrupta y escarpada orografía, es intrigante.  Quizás, más allá de tu silencio algo irrumpa invitando a torcer la serenidad impuesta.

     Deja por una vez que los colores no se rompan en tu rostro, que el cielo se serene y que el leve puente que te rodea se pierda entre tus líneas.

    Deja que tu reflejo se imponga a la verdad. Déjalo, porque a veces, un reflejo solo es una verdad invertida.

Campo de flores amarillas y malvas

campo de flores amarillas y malvas

 ¡Mira! grita una voz instalada en mi silencio.

   Nadie que pase a tu lado quedará indiferente. Eres un capricho de la naturaleza, singular, único. Que orgulloso debes sentirte entre todos los paisajes que parecen estar encantados por la primavera.

   ¡¡¡Que armonía de colores!!! Como has sabido, sabia naturaleza, conjugar los tonos, repartiendo cuidadosamente las semillas con tan delicada dejadez como para que los amarillos casen con los malvas y estos, a su vez, con los terrosos árboles.
No has necesitado, sabia naturaleza, disponer del más bello entorno. Solo una pendiente suave y una buena luz para hacer posible lo imposible.
Transmites equilibrio y consistencia a la vez. Qué ecuación más perfecta.

     Mientras me alejo, dejándome abrazar por esos aromas que todo lo impregnan, una voz, la que habita en mi sosiego cuando camino, me habla en segunda persona: «Tú también eres parte de este entorno”

Olivar con amapolas y margaritas

olivar con amapolas y margaritas copia

    Siento que si las miles de amapolas que deben venir no apareciesen, mi paisaje quedaría sin vida. Ellas marcan la cotidianidad y, al mismo tiempo, van rompiendo la monotonía de algunos recuerdos. Saben que vienen para no quedarse.

     Tienen asumido que su paso por aquí es efímero, pero mientras tanto, se adueñan de lo espontáneo, de la capacidad visual y sensorial. Ninguna permanece ausente….y eso las hace aún más bellas.

 Por eso, aquellos volátiles, pasajeros, evanescentes, imprevistos, pero al mismo tiempo persistentes pétalos rojos se convierten, pese a su debilidad, en los poderosos colores de la primavera.