
En la Antigua Grecia, el membrillo era un fruto muy valorado y se asociaba a la diosa Afrodita, símbolo de amor y fecundidad. Se cuenta que era costumbre que los recién casados comieran membrillo la noche de bodas para asegurar su amor eterno.
Hoy en día, este dulce manjar, capricho de «diosas», se ha visto relegado a unas meras recetas otoñales. Pero su riqueza cromática con su espectacular color amarillo como elemento dominante sigue motivando a románticos de la pintura, sabios conocedores de su belleza, que ven en él una fuente de inspiración.






































Que maravilla… 💞
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