
¿Te has dejado mecer alguna vez? Esa sensación es buena. Es la sensación de saber que fluyes como la naturaleza lo hace. Somos tan naturaleza como los árboles y el viento. Lo único que ocurre es que se nos olvidó hace muchos años en medio de tanto asfalto.
Cuando dejas que el viento juegue contigo y te ofreces a su merced eres consciente de las cosas que experimentan tus sentidos… los sonidos, los olores y sabores, tu piel… es como ese silencio de tu voz que percibe estar acogiendo algo en su interior que te trasciende a ti mismo, sentir tu respiración, tus músculos, los latidos del corazón, tu cuerpo en contacto con el espacio y la materia, como algo que te reconforta y te completa.
Esa voz interior puede seguir diciéndote: déjate llevar por el viento hasta algún lugar nuevo; déjate sorprender y vive aventuras que llenen cada poro de tu piel y cada instante de tu tiempo…
Dejarse mecer por el viento es abandonarse, es relajarse para que todo fluya.
«LA MUCHACHA QUE DEJABA QUE EL VIENTO JUGARA CON SU BUFANDA AZUL» pertenece a una serie de dibujos enmarcados dentro de un proyecto denominado «Trazos de Mujer».






































Quizás sea el extracto de la libertad.
Y si ademås lo acompañas con esta música entras en ėxtasis.
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Precioso texto!!
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Muy identificada y totalmente de acuerdo con o que expresas…Ahora sólo queda practicarlo más!!
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ESPECTACULAR TRAZO
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¡Simplemente maravilloso!
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cuando el viento te merce, te da libertadad, y eso es lo que necesitamos viento para ser libres
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