ULTREIA ET SUSEIA, EL FIN DE LA TIERRA

Panorámica de Fisterra desde el puerto

Durante siglos, en lo que hoy es Europa se vivía con la certeza de que la tierra era una especie de plancha sólida que flotaba sobre un mar enigmático y oscuro.

Según la creencia, el mundo terminaba en un lugar muy concreto, en un punto preciso más allá del cual no había nada, sólo las aguas sombrías, aterradoras y repletas de monstruos del llamado Mare Tenebrosum.

Ese lugar donde acababa el mundo fue bautizado por los romanos con el nombre en latín de Finis Terrae, literalmente, el «fin de la tierra», Finisterre en castellano y FISTERRA en gallego.

Allá «donde se acaba el mundo», en el mismo cabo Finisterre, hay una bota de bronce. Se trata de un pequeño monumento, una bota de peregrino sobre una roca que tiene un significado muy especial. Originalmente eran dos botas juntas, pero una la robaron. El monumento hace referencia a la ancestral tradición de los peregrinos de quemar las ropas usadas en la peregrinación y dejar las botas.

Por medio de este rito, al grito de «ULTREIA«, «más adelante», mientras otro grita «ET SUSEIA«, «y más allá», el peregrino que ha realizado el camino de Santiago se deshace de todo lo material y con el fuego intenta quemar todo aquello de lo que se quiere deshacer y que no le beneficiará para comenzar una nueva vida».

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