
Un árbol tiene pensamientos dilatados y serenos, así como una vida larga, mucho más que la nuestra. Es infinitamente más sabio que nosotros, Por eso, cuando aprendemos a escucharlo, la brevedad, rapidez y apresuramiento infantil de nuestros pensamientos adquiere una alegría sin precedentes.
Siembra el amor por los árboles en la tierra fértil de la imaginación de un niño y habrás salvado a la humanidad.






































Excelente!!
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